Si hay algo que genera estrés emocional a las familias que llegan a mi consulta, es la probabilidad de que sus hijos lloren ante cualquier proceso de cambio que estén valorando realizar, y peor aún, saber que la causa de ese sufrimiento, está directamente provocada por una decisión que han tomado ellos.
Ante esta situación, surgen rápidamente sentimientos profundos de tristeza, pérdida o culpa… emociones muy intensas, normalmente acompañadas de pensamientos muy limitantes… “no voy a ser capaz…”, “va a sufrir porque yo no aguanto”, “no se merece esto”…
Y aún más, si pese a todo este cóctel emocional, decidimos ir hacia delante con estos cambios, porque creemos que nuestra familia se merece una mayor estabilidad, nos encontramos rápidamente ante una limitación mayor…
¿Cómo acompaño su enfado / tristeza / frustración?
Sentimos que no tenemos herramientas… o que precisamente, las que tenemos, son las que consideramos nos han traído a las dificultades actuales.
Por ejemplo… has tomado la decisión consciente de quitar el chupete a tu peque, y en cuanto llega el primer momento de crisis, surgen los miedos “¿y ahora como hago para que deje de llorar?”, “no voy a ser capaz de consolarle… no sé hacerlo de otro modo”, “me estoy equivocando… seguro que es mejor que siga usando el chupete a pasar por esto”
Si analizamos brevemente estas emociones, nos daremos cuenta de dos cosas:
– A veces, queremos cortar el llanto antes incluso de tratar de entender el porqué
– Nos tenemos en muy baja estima, consideramos que un chupete tiene más poder de consuelo que nosotros mismos (y el ejemplo es extensible a cualquier otro recurso que te imagines)
No queremos oírles llorar… nos estresa… nos bloquea… nos supera
¿Cómo puedo salir de aquí respetando mis decisiones y sobre todo, respetando a mi hijo?
Con las herramientas adecuadas: Con apoyo. Con reflexión. Con firmeza. Con amor. Con autocuidado.
Tenemos en primer lugar que saber por qué hacemos los cambios que hacemos, y colocar en primer lugar, o como poco al mismo nivel, nuestras necesidades y las necesidades de nuestro hijo.
Observo esto mucho por ejemplo cuando una madre quiere destetar, siente que hay llegado el final de esta etapa, pero el niño sigue muy cómodo y feliz con su teta, no tiene ninguna intención de dejar de pedirla en un plazo que sea razonable para la madre.
Sin embargo, la madre aguanta… sufriendo agitación mamaria, sintiendo ganas de huir, evitando incluso a veces determinados encuentros con su propio hijo en momentos que sabe que irremediablemente le pedirá, siente ansiedad cuando llega el momento de acostarse porque sabe que su hijo dormirá pegado a su pecho…
Desde fuera la situación puede que sea obvia: esa mamá necesita terminar su lactancia.
Pero ella no es capaz… siente que le va a ocasionar dolor, y ese dolor le vuelve de golpe a ella con más intensidad aún que el malestar que le puede provocar su lactancia en estos momentos.
Y sigue… no quiere, pero sigue…
Hay 3 claves para enfrentar cualquier proceso de cambio con nuestros hijos:
– Reafirmación de nuestra necesidad
– Preparación del cambio según su edad
– Acompañamiento emocional sin condiciones
A veces nos sentimos preparados y estamos muy convencidos de lo que queremos, pero no sabemos ni por dónde empezar, otras, tenemos claros los pasos a seguir, pero cuando llega el momento, nos vemos superados por las emociones intensas de nuestros hijos.
Si sientes que ha llegado el momento, te invito a participar del próximo taller que imparte nuestra psicóloga Vanessa, especializada en primera infancia y terapia con mujeres a lo largo de su crianza, donde aprenderás herramientas para salir de este bloqueo y así encontrar el equilibro que necesitáis.
Próximo taller de “Herramientas de acompañamiento emocional a los hijos ante el cambio”
Post escrito por Sara Traver, asesora de sueño, lactancia y alimentación